exterior de la prisión de karosta
Letonia Repúblicas Bálticas

Vacaciones de miedo en la prisión de Karosta

15 octubre, 2015

El turismo carcelario está de moda y la prisión de Karosta es una de las muchas cárceles que se pueden visitar. Se construyó en 1900 con la idea de albergar un hospital, pero antes de terminarla la convirtieron en una cárcel. A lo largo de su historia, ha sido utilizada por todos los regímenes políticos que han pasado por Letonia: desde la autocracia de la Rusia zarista pasando por la Alemania nazi, el comunismo soviético e incluso la actual democracia letona. Esta prisión estuvo activa hasta 1997 y puede presumir de haber funcionado de forma inexpugnable, pues ningún recluso logró jamás escapar de ella.

Visita a la prisión de Karosta

Desde hace unos años, la prisión de Karosta se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de Letonia. Cada día hacen visitas guiadas en las que cuentan la historia de la cárcel y te hacen sentir como un verdadero prisionero de Karosta.

Aunque todo lo que sucedió en el interior de este lugar es un gran secreto, te puedes hacer una idea de las condiciones de Karosta. A lo largo de los 40 minutos de la visita, dejan muy claro que allí nunca se mató a nadie, a los reclusos se les castigaba con trabajos y en celdas de aislamiento. Además, la estancia máxima en la cárcel era de 28 días, solo tenían derecho a ir al baño dos veces al día y a dormir 6 horas.

recreaciones de la prisión de karosta
Recreación de la prisión

Una de las obligaciones de los reclusos de la prisión de Karosta era leer durante una hora en vilo, es decir, en cuclillas con la espalda apoyada en la pared. Nos animaron a hacerlo y lo cierto es que acabas con las piernas bastante doloridas. También nos metieron en la celda de castigo durante unos minutos (que se nos hicieron eternos) para que sintiésemos lo que era estar en la oscuridad más absoluta. Nos contaron que acababas ahí si, por ejemplo, estabas en una posición incorrecta, como con las manos en los bolsillos.

Si esta visita se te queda corta, existen unos realities shows bajo cita previa que saciarán al masoca que llevas dentro. Este tipo de visita es perfecta para sentir en tus propias carnes el desprecio y las vejaciones de los carceleros. Y si aún así quieres algo más extremo, siempre podrás pasar una noche de miedo en la prisión de Karosta.

Haz noche en la prisión de Karosta

¿Sabías que puedes pernoctar en la prisión de Karosta? Me parece la visita más loca de todas las que ofrece esta antigua penitenciaría. Sin duda es una experiencia única para sentirte como un verdadero recluso por unas horas. Por suerte no es más que un teatrillo, pero solo de pensarlo se me ponen los pelos de punta.

entrada de la prisión de karosta
Entrada de la prisión de Karosta

Los morbosos huéspedes que se animan a vivir esta experiencia, siguen a rajatabla el protocolo establecido en los años 80: reconocimiento médico, fotografía con tu número de preso, abuso verbal, alimentación a base de un mendrugo de pan y té, e inodoros consistentes en un agujero en el suelo. Además, nada más llegar te despojan de tu equipaje (solo te permiten el cepillo de dientes) y te ponen de rodillas con las manos en la cabeza. ¡Menudo comienzo!

El objetivo de esta experiencia extrema es que sean lo más realistas posibles para que el visitante sienta lo que se vivió en Karosta. Por eso si se ordena apagar las luces o guardar silencio, hay que obedecer sin rechistar. De lo contrario, te meterán en la celda de castigo en la más absoluta oscuridad durante al menos 5 minutos.

Un paseo por Karosta

El distrito de Karosta es un barrio fantasma a unos 4 km del centro de Liepāja. Pero no por estar deshabitado, porque vimos gente que vive allí, sino porque es bastante tétrico. La mitad de las casas son angostos bloques soviéticos abandonados y medio derruidos, y la otra mitad están habitados aunque su aspecto no es mucho mejor.

Edificio de Karosta y la catedral marítima de San Nicolás al fondo
Edificio de Karosta y la catedral marítima de San Nicolás al fondo

En este poco amigable distrito encontramos la preciosa catedral marítima de San Nicolás. Un templo con cúpulas de bulbos dorados que crea un llamativo contraste con la arquitectura soviética de los bloques de edificios que hay a su alrededor. Data de 1901 y tras su saqueo durante la I Guerra Mundial, comenzó a utilizarse como cine. Hasta que en la década de los 90 decidieron restaurarla y devolverla a su actividad religiosa.

¿Te animas a visitar la prisión de Karosta?

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