¿Mallorca en otoño? ¡Claro que sí! Es una época perfecta para visitar la isla de las ensaimadas y la sobrasada. Hay ambiente, buena temperatura y turismo de calidad. Ahora, si lo que quieres es estar en la playa vuelta y vuelta, mejor ve en verano, claro.
El fin de semana en Mallorca se presentaba tranquilo, pausado, sin grandes metas ni expectativas muy altas. Nuestro objetivo, más allá de conocer un poquito la isla, era pasarlo bien con nuestra amiga y anfitriona, Manuela. Esta sevillana afincada en Palma desde hace ya… ¿6 años? –ozú cómo pasa el tiempo illa…- nos tenía preparada una escapada de rica comida, buenos planes y muchas risas. ¡Qué más se puede pedir!
🎡 Ya que estás por la ciudad, te animo a hacer alguna visita guiada. Es una buenísima oportunidad para seguir descubriendo Palma y conociendo su increíble historia. Te dejo este enlace para que eches un vistazo a sus free tours.
Imprescindibles en un fin de semana en Mallorca
Subir al Castillo de Bellver
A apenas 3 kilómetros del centro de Palma se alza esta fortificación del gótico catalán. Su privilegiada situación sobre un monte de unos 110 metros, le confiere una de las mejores vistas de la ciudad y la Serra de Tramuntana. De ahí su nombre, Bellver, o lo que es lo mismo, buena vista.
Construido entre 1300 y 1311 por orden del rey Jaime II de Mallorca, el castillo de Bellver es uno de los edificios más originales y emblemáticos de la isla. Se edificó para albergar a la corte real, por lo que su estructura combina las necesidades palaciegas con elementos defensivos.
La fortaleza consta de un edificio de planta circular, que se organiza alrededor de un patio central con cuatro grandes torres orientadas hacia los cuatro puntos cardinales. La Torre del homenaje, en dirección norte, está exenta del resto del conjunto, mientras que el resto de torres están encastradas al edificio principal.
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Recorrer los pueblos de la Tramuntana
Déjate sorprender por la serranía mallorquina. Este era el único objetivo que teníamos en la isla: conocer la Serra de Tramuntana. Habíamos oído hablar tanto de la preciosidad de sus pueblos, que necesitábamos conocerlos de primera mano.
Deià, el pueblo más bohemio de Mallorca
Encaramado a los pies de la montaña y bañado por el mar Mediterráneo, Deià ha sido desde siempre refugio de artistas y escritores. De hecho, allí estuvo viviendo el novelista inglés Robert Graves. Atrae no solo por la belleza de sus construcciones de piedra, sino por su ambiente bohemio, tranquilo y acogedor.
Este pintoresco pueblecito destaca por sus preciosas casas salpicando la montaña, sus calles estrechas y empinadas y por el encanto de la arquitectura tradicional de la isla. Además, dicen que es uno de los pueblos más bonitos de España, y razón no les falta. Yo recomiendo subir hasta el pequeño cementerio y deleitarse de las espectaculares vistas del mar Mediterráneo a los pies de la Tramuntana.
Asomarse al mirador de Na Foradada
A medio camino entre Deià y Valldemossa se encuentra este concurrido mirador con unas vistas espectaculares de la península de Sa Foradada. Cualquier momento del día es perfecto para asomarse a este precioso balcón natural, pero si puedes hacer coincidir la visita con la caída del sol, ¡seguro que no te arrepientes!
Pasear por Valldemossa
Es otro de esos pueblos imperdibles de la Tramuntana. Destaca por sus calles peatonales y por estar insertado en la montaña. Son visitas obligatorias la Real Cartuja y el museo Chopin. El famoso compositor pasó aquí el invierno de 1838-39. Otro gran atractivo de esta localidad mallorquina es su mercado dominical: el lugar perfecto para comprar productos locales como quesos, verduras, sobrasada, fruta…
Puerto de Sóller
Es, sin duda, mi lugar favorito de la isla. Además de ser un puerto deportivo, también se ha convertido en uno de los destinos más chic y sofisticados de la isla. Pero más allá de esto, ver el atardecer sentado en la playa es todo un espectáculo para la vista.
Atardecer en la Talaia d’Albercutx
Hablando de atardeceres, no puedes pasar un fin de semana en Mallorca sin subir a la Talaia d’Albercutx. Este mirador está en la carretera que lleva al cabo de Formentor. Y aunque hay bastantes puntos para pararse y ver el atardecer, yo recomiendo subir con el coche hasta aquí arriba. Hay una vista más amplia de la isla bañada por el Mediterráneo.
Comer un Llonguet en Es Vaixell
Aunque llevaba idea de comerme una buena ensaimada, en ningún momento pensé que saldría de la isla con otra obsesión gastronómica: el llonguet. Este pan típico de Mallorca lo puedes pedir relleno de casi cualquier cosa. A mí me conquistó el de sobrasada con queso mahonés. Es una auténtica bomba, pero está de rechupete.
Lo probé en el restaurante Es Vaixell, que está en Portixol. Tanto nos gustó, que cuando mi amiga Manuela vino a Madrid, ¡nos trajo un par!
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3 Comments
Sonia
9 marzo, 2022 at 16:41Muchas gracias por el artículo, la verdad es que Mallorca está llena de encantos. Me gustaría recomendaros visitar un sitio muy especial, en un enclave natural protegido, con arte, arquitectura, unos jardines preciosos… Es el museo Sa Bassa Blanca, en Alcudia. Si estáis por la zona, no os lo perdáis.
Marta Aguilera
10 marzo, 2022 at 16:57Hola, Sonia! Muchas gracias por tu recomendación. Tomo nota para mi próxima visita a Mallorca! Un saludo.
miriam
29 diciembre, 2017 at 15:00vámonos a Mallorca a pasar fin de año
Ja jaja