Croacia tiene una importante herencia medieval y las ciudades de Trogir, Sibenik y Zadar son una buena muestra de ello. ¿Te vienes a conocerlas?
Un paseo por Trogir
Esta preciosa y ambientada ciudad se encuentra a unos 30 minutos en coche de Split. El centro histórico de Trogir, Patrimonio de la Humanidad, está rodeado por una muralla que encierra edificios románicos y renacentistas como la Catedral de San Lorenzo (joya reconocida de la ciudad gracias a su preciosa puerta románica) o el Palacio Cípiko.
Al otro lado de la muralla está el paseo marítimo, en verano inundado de terracitas de bares, cafés, restaurantes y lujosos yates. Aunque este no es un ambiente que me atraiga demasiado, reconozco que le da mucha vida. Pero sin duda, lo mejor de Trogir fue pasear por sus calles empedradas y descubrir rinconcitos, heladerías y cafés.
En nuestro paseo nocturno encontramos un restaurante chiquitito y muy coqueto llamado Capo especializado en pescados y mariscos. Fue el colofón perfecto para despedirnos de Dalmacia Central y seguir nuestra ruta hacia el norte.
La medieval Sibenik
Aunque no esperábamos gran cosa de Sibenik, lo cierto es que nos sorprendió bastante. Su barrio medieval encierra una austera catedral y numerosas callejuelas empedradas por las que perderse.
Lo mejor es empezar a recorrerla desde abajo y poco a poco ir subiendo por los laberínticos callejones. La Catedral de San Jacobo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000, llama la atención por su friso exterior decorado con 71 cabezas. Cada una de ellas representa diferentes estados de ánimo: enfado, temor, alegría… Estos retratos pertenecen a ciudadanos del siglo XV que donaron dinero para la construcción de la catedral. Según cuentan las malas lenguas, cuanto más tacaño fuera el donante, más caricaturizado le representaban en el friso.
Esta joya de la arquitectura gótico-renacentista de Dalmacia está construida con piedra blanca traída de las canteras de las islas de Brac, Rab, Korcula y Krk. Se dice que es la mayor iglesia del mundo construida solo a base de piedra, ni ladrillo ni madera.
En nuestro paseo nos topamos con unas ruinas desde donde hay unas vistas increíbles. Por un lado de la ciudad bañada por el Adriático, y por el otro de la fortaleza de San Miguel alzándose majestuosa sobre Sibenik.
Chapuzón a medio camino
El viaje continúa hacia Zadar, pero antes necesitábamos darnos un chapuzón y refrescarnos un poco. De la forma más tonta terminamos en un camping entre los pueblos de Pirovac y Pakostana que tenía una playita/puerto perfectos para estar en remojo un par de horitas y echarnos una mini siesta.
El órgano del mar de Zadar
Zadar es famoso por dos lugares: el órgano del mar y el saludo al sol. Ambos son obra de Nikola Basic y se encuentran en uno junto al otro. El órgano del mar son unas escaleras de piedra que bajan al mar y que están perforadas y recorridas en su interior por tubos y pitos. Esto hace que produzcan un sonido casi hipnótico cuando el agua del mar empuja el aire contra las escaleras. Lo mejor de todo es que está permitido el baño en esta zona.
El saludo al sol es un círculo tallado en el suelo y cubierto por placas de vidrio que recogen la energía solar de todo el día. Desde la caída del sol hasta que vuelve a amanecer, el espectáculo de luces parece ser que es impresionante. Nosotros no pudimos quedarnos a comprobarlo.
Muy cerquita está la iglesia de San Donato y las ruinas romanas que decoran su plaza. Las vistas de la ciudad desde la torre de la iglesia son muy bonitas y merecen bastante la pena.
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1 Comment
claudiamary
17 octubre, 2013 at 18:34Sibenik fue mi descubrimiento, me pareció encantadora 🙂
En Zadar no estuve, así que no te puedo decir pero es normal. Después de tanta belleza ¡una ya acaba comparándolo todo!
Un beso