Reconozco que no soy muy futbolera. Es más, el fútbol me aburre soberanamente, pero si juega España es diferente.
Hoy comienza la Eurocopa, y David Bisbal se ha encargado de recordárnoslo casi a diario con el temazo del verano: “No hay dos sin tres”. Y hombre, saber que hemos ganado una Eurocopa y un Mundial seguidos, te anima a pensar que realmente “no hay dos sin tres”.
Y te preguntarás, ¿qué tiene que ver todo esto con los viajes? Pues muy sencillo: cada vez son más las personas que viven estas celebraciones desde la lejanía del país al que emigraron. A mí me pasó con el Mundial de Sudáfrica: el del Waka Waka y esa final tan emocionante entre España y Países Bajos. Yo celebré que fuimos campeones del mundo en Montevideo, concretamente en el Club Español y agitando la bandera por la Avenida 18 de Julio y Boulevard España, como no podía ser de otra manera 😉
Mi corazón viajero nunca echó tanto de menos la madre patria, en concreto Madrid, como aquella tarde de domingo en la que nos proclamamos campeones del Mundo. Y es que, ¿cuántas veces hemos renegado de nuestro país? Yo cientos, pero cuando nos toca vivir algo así y estamos lejos…
Aunque estemos en una situación económica triste, desoladora y crítica, los triunfos deportivos nos devuelven la sonrisa y nos hacen recordar aquel famoso anuncio de Nike que decía: “Soy español, ¿a qué quieres que te gane?”. Incluso nos unen para festejar por un mismo logro, independientemente de la ideología política que tengas o de tu equipo de fútbol. Bonitos sentimientos estos que mueve el fútbol de vez en cuando.
Cábalas del Mundial
Por todo esto y porque creo que es una forma más de involucrarse y conocer una cultura que no es la tuya, quería rescatar algo que escribí para el suplemento Qué Pasa del diario El País de Montevideo el año del Mundial de Sudáfrica 2010. Allí fue donde vi los últimos partidos de La Roja y donde acabé empatizando con el sentimiento uruguayo y su Celeste. El uruguayo es supersticioso y así me lo demostró:
Las cábalas no pudieron más
Una mirada extranjera recorre el fanatismo por la selección uruguaya
Montevideo me dio la bienvenida hace una semana con la cara más amable y tranquila que te puede brindar la capital de un país. Y aunque el patriotismo latía en cada conversación y el deseo de ganar el Mundial se respiraba en el ambiente, para una española como yo era algo de lo más normal en semana de semifinales. Banderas celestes en los balcones, noticias en torno a Forlán y Tabárez… No se hablaba de otra cosa en todo Montevideo y yo realmente me sentía como en casa.
Bocinas, tambores y caras pintadas. Eso es lo que me encontré al salir de la redacción para embriagarme de la emoción y la alegría uruguaya, para empezar a sentir unos colores que no son los míos pero ya como si lo fueran.
En la cafetería San Rafael conocí a Álvaro, Alicia y Norby, y por fin comprendí qué era una cábala: “Nosotros hemos visto todos los partidos aquí, y hoy no podía ser menos. Si lo vemos en otro sitio seguro que atraemos la mala suerte”, me comentaron. […] Continué por la calle San José, y Jimena, la dueña de un quiosco, estaba escuchando el partido por la radio. “Mi marido no me deja verlo por la tele porque el anterior no lo vi. Dice que hay que seguir el mismo ritual para volver a ganar“. Me sorprende tanta superstición. Yo, como máximo, cruzo los dedos y a ver qué pasa.
Siempre me han gustado las arterias principales porque en ellas descubres el verdadero ritmo que esconde una ciudad. El ambiente agitado o la bocina de los coches es un fiel reflejo de lo que puedes encontrar. Y aunque 18 de Julio no me parece excesivamente frenética, lo que vi cuando me asomé por la plaza Cagancha me impactó. Hacia la Intendencia las calles estaban desiertas y solo se veía a los últimos rezagados que bajaban con prisa para ver el partido arropados por la multitud en la gran pantalla. Me encontraba en el limbo, entre la revolución y la paz. Que la avenida principal de una capital esté vacía a las cuatro de la tarde no es algo que se vea a menudo y a mí, sinceramente, me estremeció. Pienso en la Gran Vía madrileña en silencio, y realmente no tengo tanta imaginación. […]
Y entonces empataron a uno. El estallido de una afición que no entiende de edades ni clases sociales me empujó a sumarme a los vítores y cánticos a favor de mi país de adopción. La emoción me adentró en la masa, donde se siente con mayor intensidad cada minuto y más se sufre. […]
Mientras todas las miradas estaban fijas en la pantalla, solo dos personas le daban la espalda con cara de angustia y preocupación. Eran Brian y Florencia. “Yo no puedo verlo. Me pone muy nervioso”, me dijo él mientras ella me confesaba que estaba rezando al “Che” Guevara. Justo al lado, un hombre estaba al mando de un cañón para tirar papelitos por cada gol marcado. Mientras, su mujer no soltaba la estampita de San Expedito. “La tengo agarrada igual que en el partido anterior. Espero que hoy también esté con nosotros”, deseó sonriendo. Ya no me queda ninguna duda de que este es un país completamente laico. Es cierto que la esperanza nunca se pierde, pero la realidad manda: Holanda era un rival muy fuerte y eso era algo que todos los uruguayos sabían. Esta vez ni San Expedito ni el “Che” Guevara hicieron nada por esta selección que bastante bien parada ha quedado. Ganasen o perdiesen, los montevideanos saldrían a festejar igualmente: unos con cerveza y otros con mate, pero la emoción y el orgullo seguiría latiendo en las calles montevideanas. […]
Increíbles estos uruguayos y sus cábalas… Debo reconocer que yo seguí las mías en los últimos partidos de La Roja. Si es que al final “donde fueres, haz lo que vieres”, ¿o no? Recuerdo recorrer todo 18 de Julio con una bandera gigante de España y ver cómo los coches se unían a nuestra celebración con claxons y felicitaciones. Reconozco que se infló un poquito mi orgullo de española: ese que siempre suele aflorar cuando cruzamos la frontera.
Y tú, ¿dónde viviste estos dos últimos títulos ganados por la selección y dónde vas a ver la Eurocopa 2012?
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4 Comments
Natabella
8 junio, 2012 at 13:04excelente!…mi cábala fue no ver ni un partido del mundial. Cuando en la semifinal me dije “ya está, este lo voy a ver” , marchamos. En fin. Suerte en la eurocopa!
Marta Aguilera
8 junio, 2012 at 13:06Jajaja!! Ay mi querida uruguaya… Por eso pinchasteis!! Jeje. A ver, a ver… Yo ya tengo mi camiseta preparada 🙂
Vero4travel
8 junio, 2012 at 10:09Que historia tan bonita, como me hubiese gustado estar en tu lugar, yo también lo viví fuera de casa, estaba trabajando en Rosas(Cataluña) muy cerca de la frontera con Francia y fue emocionante, ese día vi a todos ir con la roja (los franceses, alemanes, italianos…) bueno había algun catalán independentista que iba con Holanda…
Gran entrada 🙂 . Yo este verano iba a visitar Polonia pero al final estoy trabajando (por fortuna o desgracia jaja) y me he quedado sin eurocopa y sin juegos olimpicos, así que tocará verlo en casa intentando cambiar algún turno de trabajo.
un beso!
Jesús Martínez
vero4travel
Marta Aguilera
8 junio, 2012 at 11:13Gracias Jesús! Yo eché de menos estar en Madrid y bañarme en la Cibeles, la verdad, aunque siempre recordaré dónde, cómo y con quién viví este título que tanta alegría nos provocó a todos 🙂
No hubiera estado mal ir a Polonia, jajaja.
Un abrazo y buen fin de semana!