La cascada de Cancho Litero es una de las más desconocidas de la sierra de Guadarrama. La mejor época para visitarla es, sin duda, la primavera. Sobre todo si ha sido un invierno con bastantes precipitaciones. En ese caso, la fuerza de la cascada es impresionante. Sin embargo, en otoño e invierno, esta zona en la que predomina el roble, el tejo y el acebo debe de estar preciosa.
- Tipo de ruta: Circular.
- Distancia: 10 km.
- Desnivel: 297 m
- Tiempo estimado: 4 horas.
- Dificultad: Fácil.
- Track Wikiloc.
Cómo llegar al inicio de la ruta
La ruta a la cascada de Cancho Litero comienza en la urbanización Los Llanos de Villavieja de Lozoya. Llegar hasta aquí es muy sencillo: hay que atravesar el pueblo por la M-634 y justo donde aparece el cartel del final de la población, coger el desvío a la derecha por la calle de los Gallegos. Hay que seguir la carretera adoquinada hasta prácticamente el final de la urbanización. Ahí se puede dejar el coche bien aparcado y comenzar la ruta.
Llegar hasta la Cascada de Cancho Litero
Justo donde hemos aparcado el coche sale un pequeño senderito que desemboca en una pista de tierra, que es el camino de los Gallegos. Giramos a la izquierda y llegamos hasta un puente que nos permite cruzar las antiguas vías del ferrocarril Madrid-Irún. Seguimos por la pista dejando las vías a nuestra mano derecha.

A los pocos metros encontramos una cancela de ganado. A esa altura sale un caminito a la derecha que será por el que regresemos al final de la ruta. Continuamos por la pista de tierra unos 2 km aproximadamente hasta otra cancela donde encontramos varios coche aparcados.
Cruzamos la cancela y se abre un pequeño claro desde donde se puede ver a lo lejos una herida en la montaña. Es e desfiladero de Cancho Litero y ahí, escondida, está la cascada. Aún queda un rato para llegar, pero las vistas que empezamos a encontrar son preciosas.

La pista de tierra continúa atravesando un enorme bosque de robles alineados y altísimos. Cruzamos el arroyo de los Robles por un pequeño puente de piedra y continuamos subiendo por la pista de tierra. A la altura de una señal que indica varias rutas, sale sale un sendero a mano derecha que va directo al arroyo del Espino.

Comienza la parte más agreste y salvaje de la ruta por un pinar muy bonito pero repleto de troncos caídos. Así que prepárate para saltar obstáculos durante un buen rato. En este punto el camino deja de ser tan evidente y es necesario echar mano del mapa o del gps. Cruzamos el arroyo del Espino y seguimos el sendero siguiendo el curso del riachuelo, que queda a nuestra mano izquierda hasta llegar a un claro que debemos bordear porque está enfangado y volvemos al sendero.

El sendero nos saca del bosque y comienza una buena subida progresiva pero con unas vistas preciosas. Sin duda, una motivación extra para llegar hasta lo alto de la atalaya. Desde arriba se escucha perfectamente el ruido de la cascada, pero aún no se deja ver demasiado. Antes de continuar, te animo a que te quedes un rato contemplando el pequeño desfiladero y el valle del Lozoya. ¡Es una maravilla!

Continuamos bajando por el senderito y por fin llegamos hasta una pequeña poza bañada por una cascada. El encanto de este lugar no reside en su grandiosidad, ni mucho menos, si no más bien en lo recóndito del lugar. Este salto de agua está muy bien escondido y es un pequeño oasis a pocos kilómetros de la ciudad.

Regreso por la Majada del Cabrero
El camino de vuelta discurre por el mismo sendero hasta llegar al claro enfangado de antes. En este punto nos adentramos en el tupido pinar y seguimos el curso del río hasta salir del bosque. Aquí cogemos la senda de la Colada de la Solana, que está marcada y no tiene pérdida. El camino transcurre entre muretes de piedra y un corralito de vacas. El paseo es muy agradable, pero si el sol aprieta debe ser muy incómodo porque no hay ninguna sombra.

Finalmente, llegamos a una explanada bastante grande que es la Majada del Cabrero. Aquí hay un panel informativo que nos sirve de orientación para tomar el camino que sale a la derecha. Continúa por la pista de tierra y seguramente te encuentres con bastantes vacas.

Sin darnos cuenta, pasamos por encima del túnel del ferrocarril. Continuamos en paralelo a las vías hasta que toca volver a cruzar el arroyo de los Robles por un puentecito de madera. Una última cuesta nos lleva a la primera cancela que encontramos al inicio de la ruta. En este punto, ya solo queda deshacer los primeros metros del camino hasta llegar al coche.

¿Qué te ha parecido la ruta? A mí me ha encantado y sorprendido a partes iguales. Si te apetece perderte por esta zona y descubrir esta recóndita cascada, ¡te la recomiendo! Eso sí, lleva descargado el track de la ruta porque en la zona del pinar el sendero es muy difuso y es fácil perderse. Si después de la ruta te quedan ganas, te aconsejo que des un paseo por Villavieja de Lozoya porque tiene una pinta estupenda.
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3 Comments
rafa ro
28 mayo, 2023 at 14:22Muy chula la ruta y la cascada espectacular.
La única pega que le puedo poner es un lamentable inmigrante italiano que le molesta que los que vamos a la naturaleza a pasear dejemos el coche donde no molesta a nadie y se dedica a pasear buscando infractores y denunciarlos a la guardia civil con la escusa de que es una vía pecuaria, eso si perfectamente urbanizada.
Lamentable que alguien no tenga nada mejor que hacer que espantar a los senderistas que paseamos por los campos
Carlota
14 mayo, 2022 at 12:25La ruta muy bonita, pero no es cierto que se pueda aparcar al final de la urbanización. Es una vía pecuaria y no está permitido.
Marta Aguilera
17 mayo, 2022 at 16:30Gracias por tu comentario, Carlota. Lo especificaré en el texto para que la gente que lo consulte aparque bien. Un saludo.