El Alarde es la fiesta grande de Hondarribia. Cada mes de septiembre, este precioso pueblecito guipuzcoano se viste de rojo y blanco y saca sus txibilitos para desfilar orgullosos por sus calles. Redobles de tambor y una dosis enorme de alegría, vitalidad y unidad es lo que mejor define a esta famosa fiesta del País Vasco.
¿Qué es el Alarde?
El final del verano siempre es tedioso e inoportuno, pero no para los habitantes de Fuenterrabía (Hondarribia) y sus veraneantes. Cada 8 de septiembre conmemoran que en 1638 consiguieron expulsar de sus tierras a las tropas francesas y salvarse de la invasión durante la Guerra de los Cien Años. Una bonita tradición que no se ha interrumpido en sus más de 300 años de historia.
Cada año desfilan 20 compañías formadas por hombres al son de txibilitos, redobles y parches. Cada una está representada por una cantinera, la única mujer a la que se permite desfilar. Simboliza a todas las mujeres que durante la guerra atendieron a los hombres heridos en combate. La cantinera se elige varios meses antes por votación, a dedo o sorteo.
Esto fue lo que me encontré en el final de mis vacaciones de verano. Centenares de personas risueñas, desfiles impecables, boinas y fajines. ¡Qué comience la fiesta!
Así se celebra el Alarde
Ese día no importa madrugar. Con la salida del sol, la banda toca para anunciar la Alborada. El pueblo se despereza y comienzan a humear en las cocinas los cafés, chocolates y un variado surtido de bollería para coger fuerzas y aguantar en el día más largo del año para los hondarribitarras.
Sobre las 6 o 7 de la mañana, la banda vuelve a tocar para pedir que vaya bien el combate y anuncia la Diana. Desde este momento las compañías se reúnen en casa de su cantinera donde se les invita a desayunar. Desde ahí parten todos juntos hacia la muralla de la villa donde forman filas y esperan su turno para el desfile. Mientras, centenares de mujeres, hombres y niños se hacen hueco en las aceras para ver desfilar a sus familiares, amigos y vecinos. Muchos de ellos llevan guardando sitio desde altas horas de la madrugada.
Cuando empieza el desfile, toca recorrer las estrechas calles de esta preciosa localidad. Lo normal es tratar de seguir a tu compañía para verla desfilar desde distintos puntos de la ciudad. Es impresionante ver como tantísima gente se congrega en la calle para vivir el desfile entre vítores.
Alrededor de las once de la mañana llega el final del desfile. La gente se empieza a dispersar y la calle se va quedando vacía. Tan solo se escucha el eco de algún txibilito rebotando en sus paredes de piedra.
Subida al monte de Guadalupe
La fiesta aún no ha terminado. Decenas de autobuses recogen a los miembros de las compañías y los suben al monte de Guadalupe para escuchar una misa y volver a desfilar de nuevo. Nos hicimos hueco en uno de los transportes y llegamos hasta allí. ¡Qué sitio tan bonito! Desde aquí pudimos apreciar un precioso paisaje montañoso bañado por el mar Cantábrico y por unas nubes grises muy bajas que no paraban de amenazar tormenta.
Guadalupe estaba llena de gente que bebía y comía bocadillos. Poco a poco se fue dispersando todo porque las compañías volvían a desfilar antes de bajar al pueblo para la tradicional comida con los amigos o con la familia. Este desfile ya no se erigía con la misma disciplina militar que el de primera hora de la mañana. Ni las corbatas, boinas y fajines estaban puestos en su sitio, ni estaban todos los miembros de la compañía en posición para seguir desfilando.
Era casi la hora de comer y fuimos a la cantina de Guadalupe, un caserío en lo alto del monte a buen precio y con un servicio excelente. Comimos un poco apretados, pero mereció la pena por esa humeante sopa de cocido y la merluza en salsa verde.
Un paseo por Hondarribia
Después de comer y aprovechando que hasta las cinco la fiesta no continuaba, decidimos recorrer las calles de este idílico pueblo. Sus casitas de piedra de dos pisos con los balcones llenos de flores vestidos con la ikurriña y la bandera de Hondarribia parecen sacadas de una postal.
Cruzamos el paseo Butrón desde el que se ve la costa de Hendaia y sus casitas blancas y bajas. En el puerto hay un barquito que te cruza a Francia atravesando el río Bidasoa en sólo 10 minutos. De esta forma, el pasajero disfruta de unas vistas privilegiadas de las tres ciudades que conforman la bahía de Txingudi: Hondarribia, Irún y Hendaia.
El Alarde continúa
Sobre las cinco de la tarde, todas las compañías se reúnen de nuevo junto a la Ermita de Saindua para reanudar la marcha al toque de “Arrancada”. Esta vez bajan por la calle San Pedro hasta la orden de “rompan filas”. En este momento comienza el famoso “Zapatero”, un baile en el que participa todo el mundo mientras se dirigen a la fiesta organizada por la cantinera de su compañía.
Nosotros fuimos con la “Compañía Mixta”, fundada en 1940 por veraneantes y gente del pueblo. Para los miembros es muy importante por el sentimiento de cohesión y participación en las fiestas de Honddarbi (como llaman ellos a su ciudad). Dicen que es la mejor fiesta y la verdad es que nos sorprendió mucho lo bien montado que estaba todo, incluso con un plan B por si la lluvia decidía hacer acto de presencia.
Tuve la oportunidad de hablar con la cantinera, que me dijo que era el mejor día de su vida porque había vivido 20 Alardes sin faltar a ninguno y porque su familia le había enseñado a vivir las fiestas desde el corazón. Para las cantineras es un orgullo que sus familia y toda la compañía quieran ser representados por ellas.
El punto de la discordia
No todo iban a ser alegrías, vítores y bailes. Cada año, el Alarde se ve empañado por la “Compañía Mixta de Jaizkibel”. Este grupo tacha el Alarde de fiesta machista y reivindica el derecho de la mujer a desfilar. Por este motivo y para evitar que desfilen, el Alarde es una fiesta privada. Sin embargo, el ayuntamiento de Hondarribia les deja desfilar una hora antes de que empiece el Alarde.
Me resultó muy curioso ver cómo no eran apoyados por casi nadie: escoltados por ertzaintzas y abucheados por la gente que les daba la espalda o abría sus paraguas para no mirarles. Y es que si no es por las diferencias políticas, es por la discriminación, pero el caso es que nunca llueve a gusto de todos.
El día después del Alarde
Al día siguiente, la resaca deja sumida a la ciudad en un profundo silencio. Nosotros decidimos vencer la pereza e ir a desayunar a Kai-Alde, una conocida cafetería en la que degustamos su famosa tostada de brioche con mermelada de melocotón y probamos el gâteau basque (pastel vasco).
Nos despedimos de Honddarbi hasta el año que viene. Ya sólo quedan 364 días para que los hondarribitarras se vuelvan a vestir de blanco y rojo. Un día menos para disfrutar del día más largo y mejor aprovechado de esta localidad donostiarra.
Más artículos para viajar por el País Vasco
- Qué ver en Bilbao: arquitectura de vanguardia
- Qué ver en Vitoria: 7 lugares imprescindibles
- Cinco escapadas por España perfectas para desconectar
- El Alarde, la fiesta grande de Hondarribia
- Ruta por los pueblos más bonitos de Bizkaia
Recuerda que también puedes seguirme a través de mis redes sociales. ¡Te espero!
14 Comments
Xabier
7 septiembre, 2022 at 9:32Buenos días Marta,
Que interesante que puedas escribir sobre el día grande de Hondarribia, por desgracia el día 8 era un día grande en familia, cuadrillas etc hasta que salió el asunto de la participación de la mujer cómo soldado.
Tu entrada es del 2013 y aún en 2022 sigue siendo un tema que no esta solucionado en Hondarribia. Ni ayuntamiento y otros actores han sido capaces de sentarse en una mesa para solucionarlo de una manera racional.
Aún así, poco a poco parece que vamos evolucionando, te dejo una entrada del periódico de este mismo año:
https://www.diariovasco.com/bidasoa/hondarribia/guztion-alardea-hondarribia-foto-20220902171619-nt-20220902172556-nt.html en el que cada vez somos más los ciudados de Hondarribia que queremos una fiesta para todos y todas.
Marta Aguilera
8 septiembre, 2022 at 10:11Sí, tuve la gran suerte de poder disfrutar de El Alarde y me gustó mucho la fiesta. Es una pena que una fiesta tan bonita se vea empañada siempre por la discordia. Un saludo!
Mis viajes y sensaciones
9 julio, 2013 at 14:56Hola Marta, buena entrada, conozco Hondarribia pero no sabía de esta fiesta. Gracias
Si no te importa pongo tu enlace en mi blogs amigos.
http://misviajesysensaciones.blogspot.com.es/
Un saludo Belén y Ramón
Marta Aguilera
11 julio, 2013 at 11:47Ya tenéis un motivo para volver a pasar por Hondarribia!!! 🙂
No conocía vuestro blog, lo apunto!!
Un saludo!
klandovadeviaje
9 julio, 2013 at 4:05Es un lugar pendiente a visitar! Muchas gracias Marta por compartirlo!!.
Lau
Marta Aguilera
11 julio, 2013 at 11:45Hondarribia es un pueblo preciosísimo y te recomiendo mucho que lo visites!!! De los más bonitos de España sin ninguna duda 🙂
Adri
5 julio, 2013 at 20:17Yo voy todos los años y es mi sitio favorito, así que no puedo ser objetiva, jeje. Gracias por escribir estas letras, me alegro de que lo pasaras bien. Ya sabes que siempre tendrás un buen plan en septiembre! Besitos
Marta Aguilera
11 julio, 2013 at 11:45Gracias Adri! A ver si pronto podemos repetir el plan!! Un beso!!!
Antonio Ruiz (Naturaleza y Viajes)
2 julio, 2013 at 23:05Hola Marta, con esta información y lo que viví el pasado año visitando la ciudad tengo claro que repito visita en cuanto pueda.
Un abrazo.
Marta Aguilera
3 julio, 2013 at 10:00Si podéis pasaros un 8 de septiembre, no os lo perdáis. Aunque encontrar alojamiento ese día estará complicado, siempre se puede ir a pasar el día desde otro pueblo cercano.
Al final me animé a escribir del Alarde, tal y como te decía en un comentario en tu post de Hondarribia. Aunque la recopilación de fotos ha sido tarea dura… jejejeje.
Un abrazo!!
Edu y Eri Viajes
2 julio, 2013 at 20:35¡¡VAYA FIESTÓN!! Los vascos (y los del norte en general) si que saben montar buenos follones. Hace unos años conocimos la semana grande de varias ciudades (Bilbao y Donostia entre ellas) y quedamos encantados.
Marta Aguilera
3 julio, 2013 at 9:57Jajajajajaja!!! Los vascos saben montárselo muuuuuuy bien, sobre todo en cuanto a comida se refiere, jejeje.
Un abrazo pareja!
Ruben / Lugares Visitar
2 julio, 2013 at 10:13Yo estuve en el Alarde hace un par de años y lo curioso es que estaba allí… por trabajo. Estaba en un hotel en pleno centro y pude verles ensayar a los grupos.
Me encanto!
Marta Aguilera
2 julio, 2013 at 14:34Qué casualidad!! A mí me gustó mucho, y más aún porque amigos míos veranean o son de allí, así que eso siempre es un plus 😉
Gracias por pasarte Rubén, un saludo!