Isaba, Uztárroz, Burgui, Roncal, Vidángoz, Garde y Urzainqui son los 7 pueblos que dan forma al valle de Roncal, uno de los rincones más mágicos del Pirineo navarro. Todos ellos han sabido conservar la originalidad de sus caseríos de piedra, sus calles empedradas, sus iglesias, sus puentes medievales, sus ermitas… así como su historia milenaria y tradiciones ancestrales.
Situado al noreste de la Comunidad Foral, lindando con la frontera de Francia y la provincia de Huesca, el precioso valle de Roncal está surcado por el río Esca y custodiado por la Mesa de los Tres Reyes (2.446m), el pico más alto de Navarra.

A través de las angostas foces de Burgui y de Mintxate nos adentramos poco a poco en un valle cuyo entorno natural es un auténtico deleite para quienes gustan de practicar el senderismo, la escalada, el ciclismo e incluso el esquí. Además, el valle de Roncal cuenta con el certificado de “Destino Turístico Starlight” por su poca contaminación lumínica, es decir, presenta unas excelentes condiciones para la observación de estrellas.

El valle de Roncal es una joya bastante desconocida dentro de la cordillera pirenaica. Un verdadero tesoro esperando ser descubierto que combina cultura, gastronomía y muchísima naturaleza. Por eso, en este artículo te quiero guiar por cada uno de sus pintorescos pueblos, enseñarte sus miradores e incluso proponerte algún paseo por el bosque. Así que si aún te estás preguntado qué ver en el valle de Roncal y qué hacer en esta tierra de leyendas, continúa leyendo porque estás a punto de embarcarte en un viaje inolvidable.
Dónde alojarte en el valle de Roncal
Antes de empezara recorrer el valle, es importante elegir dónde alojarse. Mi consejo es que lo hagas en alguno de los 7 pueblos del valle, pero confieso que es una misión complicada (que no imposible) por dos motivos: hay muy poca oferta y la mayoría tiene un precio bastante elevado.
Aún así, he encontrado algunas buenas opciones como el Hostal Lola, Casa Ederra y Hotel Ezkaurre que están en Isaba y tienen una pinta fantástica. El Hostal Almadiero en Burgui; o los hoteles rurales Kapel Etxea y Argonz Etxea en Urzainqui.
Si finalmente no encuentras alojamiento en el valle de Roncal, ¡no desesperes! Hay alternativas estupendas en los alrededores como Casa Tadeguaz en Fago, provincia de Huesca, y el Hotel Rural Besaro-Selva de Irati, en Navarra.
Qué ver en el valle de Roncal
Con el alojamiento ya reservado, llega el momento de empezar a trazar la ruta por el valle de Roncal. Pero antes, conviene echar un vistazo al mapa para situar dónde están los pueblos y por cuál de ellos es mejor empezar en función de lo que te apetezca hacer.

Burgui, la entrada al valle de Roncal
Burgui es la puerta de entrada al valle de Roncal y durante la Edad Media fue un importante baluarte militar para la defensa del valle gracias a su situación estratégica haciendo frontera con Aragón. Además, en aquella época estaba vigilado por una enorme fortaleza que estuvo en uso hasta principios del siglo XVI. Hoy en día no queda nada de aquella construcción y en su lugar se encuentra la ermita de la Virgen del Castillo.

Si entras en Burgui por el sur, te dará la bienvenida un precioso y casi intacto puente romano que aún conserva sus cuatro arcos originales, su viejo peralte y sus tajamares para rasgar las aguas del río Esca. Esta es una de las imágenes más famosas y reconocibles de este pueblo roncalés, así que no te olvides de cruzarlo y contemplar las bonitas vistas del río Esca con el pueblo a mano izquierda.

Un poco más arriba del puente, verás una pequeña presa por donde descendían las almadías, que eran unas enormes balsas de madera que servían para transportar los maderos a través del río Esca. El oficio de almadiero ha sido durante muchos años el principal motor económico de la zona, además de una de las señas de identidad más famosas y reconocibles del propio valle. Si quieres conocer más sobre este oficio y su historia, te aconsejo que visites el museo de la Almadía. Y si haces cuadrar tu visita al valle de Roncal con el primer fin de semana de mayo, podrás disfrutar del Día de la Almadía, un reconocimiento y homenaje al oficio de almadiero que consiste en el descenso de varias almadías por el río Esca hasta el puente medieval de Burgui.

Justo al otro lado del puente romano se encuentran dos de los reclamos turísticos más famosos de Burgui. Por un lado está el paseo de los oficios, que es un museo al aire libre en el que quedan representados diversos elementos que formaron parte de la vida de Burgui. A lo largo del recorrido se puede ver una almadía, un horno de pan o una carbonera.
Por otro lado, la Foz de Burgui, un sendero muy agradable y apto para todos los públicos a través del profundo cañón esculpido por el río Esca. Es un recorrido de unos 3km de ida y vuelta que discurre paralelo al río y que termina en el “Mirador de las aves” con unas preciosas vistas de la Foz de Burgui. ¡Muy recomendable!

Por último, no te olvides de dar un buen paseo por las callejuelas empedradas del pueblo, subir a la Ermita de Nuestra Señora del Castillo que está en lo más alto del pueblo, acercarte a la panadería Okindegia a comprar un riquísimo pan artesano y probar su deliciosa repostería y hacer una parada en Quesos Larra para llevarte una cuña del delicioso queso DO Roncal.
Roncal, el que le da nombre al valle
La segunda parada de nuestra ruta por el valle de Roncal es la localidad que le da nombre: Roncal. Asentado sobre una ladera a ambos lados del río Esca, es uno de los conjuntos urbanos más bonitos de la zona y está considerado uno de los pueblos más bonitos de España.

Mi consejo es que antes de nada pases por la oficina de turismo que está en la calle principal. Aquí te darán toda la información necesaria para recorrer el valle de Roncal y además podrás disfrutar de su interesante Centro de Interpretación de la Naturaleza que te descubrirá la flora y fauna de la zona a través de paneles informativos y audiovisuales.

Una de las cosas que más me gustó y agradecí en Roncal son los itinerarios que tienen marcados y que te guían por todo el pueblo. Son perfectos para poder hacer la visita por tu cuenta con la seguridad de que no te vas a perder nada. De este modo, además de pasear por sus calles empedradas y contemplar sus enormes casonas señoriales; llegarás hasta la iglesia de San Esteban, un templo gótico del siglo XVI con unas vistas preciosas del pueblo, y también hasta la casa-museo de Julián Gayarre, donde se exponen objetos de este importante tenor roncalés del siglo XIX.
Urzainqui, el pueblo tranquilo
Continuamos por la N-132, la columna vertebral del valle de Roncal, en dirección a nuestra tercera parada: Urzainqui. Es el municipio más pequeño del valle por lo que realmente hay poco que hacer aquí. Sin embargo, te animo a que si vas con algo de tiempo, te acerques para disfrutar de su tranquilidad y su preciosa arquitectura pirenaica. Sin duda, un lugar perfecto para alojarse si estás recorriendo el valle de Roncal.

Isaba, el más animado del valle de Roncal
En la confluencia de los ríos Uztárroz, Belagua y Belabarce y a las puertas del valle de Belagua, el único valle glaciar que queda en Navarra, se encuentra Isaba. Es la localidad más poblada del valle de Roncal y también la que más servicios presta tanto a turistas como a la gente del pueblo. Aquí es donde vas a encontrar más opciones de alojamiento, por ejemplo.

En Isaba, además de pasear por sus empinadas callejuelas empedradas rodeadas de casonas de piedra y madera, hay dos lugares que no te puedes perder. Por un lado, la iglesia-fortaleza de San Cipriano, un templo de estilo gótico que data del siglo XVI. Por otro, la Casa de la Memoria, donde hay una interesante muestra de las costumbres y tradiciones del valle.
Senderismo en Isaba
Su estratégica localización natural la convierte en el excelente punto de partida de algunas de las rutas de senderismo más importantes de la zona. Las hay para todos los gustos y niveles y lo mejor es que todas ellas comparten unos paisajes excepcionales.
Ruta a la cascada de Belabarce y la cueva del Ibón
Una de las más famosas y sencillas es la ruta de la cascada de Belabarce y la cueva del Ibón. Sale desde Isaba y atraviesa un bosque de hayas hasta llegar al precioso salto de agua de Belabarce. La ruta continúa, siguiendo las marcas azules y rojas, hasta un prado donde hay una borda. En este punto el camino desciende por un pinar hasta llegar a la carretera que une Isaba con el valle de Belagua. Si sigues la senda que va en paralelo a la carretera llegarás hasta llegar a la Cueva del Ibón y un poco más adelante al puente romano. Para terminar, solo tienes que seguir el camino unos metros más hasta llegar a Isaba. Te dejo aquí el link con el track para puedas seguirla sin problemas.

Ruta La Vuelta de Arrako
Si te apetece explorar el valle de Larra-Belagua, te aconsejo que tomes nota de esta sencilla y preciosa ruta. La Vuelta de Arrako es un recorrido circular de 5,5 km que atraviesa hayedos centenarios y cruza barrios barrancos (cuidado en época de lluvias). El otoño debe ser una época ideal para visitar esta zona.

Nosotros decidimos comenzar la ruta en la Venta de Juan Pito, donde además comimos de escándalo y a muy buen precio. La única pega es que no reservan, pero puedes esperar fuera tomándote algo mientras disfrutas de unas preciosas vistas del valle. Se encuentra en el kilómetro 47 del Puerto de la Belagua y puedes aparcar el coche sin problema. Aunque la ruta está muy bien señalizada, te dejo el track para que no tengas ningún problema.
Ruta a la Mesa de los Tres Reyes desde Linza
Muchos montañeros llegan hasta Isaba para coronar la Mesa de los Tres Reyes, una de las rutas más exigentes y populares de la Comunidad Foral. El punto de partida es el refugio de Linza y son unos 16 km de ida y vuelta con un desnivel bastante fuerte. Te dejo por aquí el track de la ruta por si te animas a hacerla. Eso sí, recuerda que no apta para todos los públicos.

El origen del nombre de este pico es muy curioso. En la Edad Media, la Mesa de los Tres Reyes actuaba como frontera natural entre los reinos de Aragón, Navarra y Francia. La estratégica situación de esta cumbre la convertía en el lugar de reunión favorito de sus monarcas porque así ninguno tenía que abandonar su reino.
Uztárroz, el último pueblo del valle de Roncal
Chiquitito y muy tranquilo, Uztárroz es el último pueblo antes de entrar en el valle de Salazar. La mejor forma de conocer esta preciosa localidad es seguir el sendero “Rincones de Uztárroz”. Este itinerario rodea el pueblo y pasa por el barrio de Iribarne, el cementerio y la ermita de Nuestra Señora del Patrocinio. Por cierto, desde la ermita hay unas vistas espectaculares del pueblo. ¡No te vayas sin verlas!

En Uztárroz también se encuentra el Museo del Queso y la Transhumancia en la quesería Kabila Enea. La visita ofrece un recorrido por las distintas etapas de elaboración del queso a lo largo del tiempo. Si te gusta el queso, no te lo puedes perder. Además, el queso DO Roncal es una exquisitez.

Garde y sus casas blasonadas
Situado entre las sierras de Punta Barrena, Calveira y San Miguel, Garde es el último núcleo urbano antes de entrar en el valle de Ansó en la provincia de Huesca. Este bonito pueblo conserva la arquitectura tradicional del Pirineo navarro y está repleto de casas blasonadas con escudos heráldicos en las fachadas.

Si vienes a Garde, no te olvides de visitar la ermita de Zuberoa, a unos 40 minutos a pie del centro del pueblo, ni la iglesia de Santiago Apóstol.
Vidángoz, un remanso de paz en el Roncal
Se encuentra a orillas del río Biniés y es el pueblo más al este del valle de Roncal. Aquí podrás visitar la iglesia de San Pedro y la románica ermita de San Sebastián.

En definitiva, el valle de Roncal es un tesoro escondido en el norte de España. Desde las montañas pirenaicas hasta los pintorescos pueblos que salpican el valle, esta zona encarna la esencia de la belleza rural. Sin duda, es la escapada perfecta si lo que buscas es desconectar del ajetreo diario y adentrarte en la Navarra más rural.
Ya sea haciendo senderismo, degustando queso Roncal o disfrutando de la tranquilidad que lo envuelve, el valle de Roncal es un destino de ensueño que invita al visitante a disfrutar de la belleza natural en su máxima expresión.
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