Cambio de planes: Carpe Diem

Siempre soñé con emprender un gran viaje. Darle un puntapié a la vida y largarme una temporada larga. Lo que nunca pensé es que la vida acabaría dándome un puntapié a mí.

He empezado mi gran viaje y ni siquiera he podido elegir el destino, ni el cómo ni el cuándo. No, no voy a dar la vuelta al mundo ni me voy a recorrer Asia. Eso ya está muy visto. He querido ser un poco más original. Aunque confieso que no me importaría pasar una temporadita en alguna playa idílica bajo un cocotero 🙂

Mi gran viaje a ninguna parte

Hace unos meses emprendí un viaje de solo ida… ¿a dónde? Ni yo misma lo sé. Es una aventura que ha llegado de repente. Una “oportunidad única en la vida” que no puedes rechazar. Una expedición en la que me he visto obligada a participar y de la que espero sacar el mayor aprendizaje de mi vida. Aún no sé cuál es, pero estoy decidida a descubrirlo 🙂

Mi viaje empieza, transcurre y termina en Madrid. ¡Pero qué mierda de viaje es ese!, pensaréis. Pues mi gran viaje. ¿Quién dijo que un gran viaje tiene que transcurrir obligatoriamente lejos de casa? 🙂

Lo bueno de mi viaje es que aunque es en solitario, voy de la mano de mucha gente que quiere compartirlo conmigo. Es lo bonito de viajar sin salir de Madrid. Cada día se une alguien a tu aventura para que no estés sola.

Pero seamos francos. No es el viaje que me gustaría hacer, evidentemente. Pero es el que me ha tocado. En esta vida, no acabamos de ser libres del todo. No te das cuenta de lo maravilloso que es poder elegir lo que quieres hacer o no hasta que dejas de tener esa opción.

Llegan los cambios…

Había empezado el año con ganas. Con mucha ilusión puesta en el blog y en los increíbles destinos que tenía previstos para 2017. Iba a ser un año top, lo presentía desde el momento que me comí las 12 uvas. Por primera vez en la vida me las tragué toditas sin escupir ni un pipo. Por eso sabía que sería mi año. ¡Qué irónico! Será un año inolvidable, eso sin duda, pero no por todos los planes que tenía en mente precisamente.

Un día, de repente, te das cuenta de que de nada sirve hacer planes y listas de propósitos. Un día tu vida cambia. Da un giro de 180 grados. Una vuelta de hoja que no estaba prevista para este ni para ningún otro año. La vida es muy puta, perdón por la palabra, y en cuestión de días se te pone patas arriba y le pierdes por completo el control.

Los planes viajeros (y no viajeros) que tenía para 2017 se han nublado. Un puñetero bicho se ha metido en medio y no me queda más remedio que aplazarlos. Y aquí otra de las ironías de esta vida tan perra. Se supone que este puntapié es para que me ponga las pilas y empiece a poner en práctica eso de Carpe Diem. Y, sin embargo, no puedo. Quiero vivir el momento, ¡y no me dejan! Bueno, quizá hay que ir pasito a pasito.

Bueno, y todo esto es para comentar que espero que el blog no pierda mucho fuelle. Tengo mucho de lo que escribir y varias escapadas pendientes. Y aunque a veces las ganas se me escapen, a La Mochila de Mamá le queda cuerda para rato 🙂