Cientos de kilómetros de playas paradisíacas de arena dorada y aguas azul turquesa, preciosas dunas, volcanes, carreteras infinitas… así es Fuerteventura, la segunda isla más grande de Canarias. ¿Te vienes a conocerla?
A tan solo dos horas y media en avión desde Madrid se esconde uno de los tesoros naturales mejor guardados de las islas Canarias. Fuerteventura es uno de los paraísos más increíbles que tenemos en España. Y sé de buena tinta que el que la visita, repite.

Fuerteventura es la playa de Canarias, y en cuanto pones un pie en la isla y empiezas a recorrerla, te das cuenta de que esa afirmación no es baladí. Yo, que no soy precisamente la persona más marinera del mundo, he sabido ver y apreciar el lujo que es poder disfrutar de una isla como Fuerteventura. Y ya no solo por sus playas, que sí, son escandalosamente impresionantes, si no por la amabilidad de su gente, su cocina basada en producto fresco y local, sus preciosos pueblecitos pesqueros y su paisaje tan cambiante y marciano.
Ahora sí, nos vamos a visitar Fuerteventura. Un recorrido de norte a sur y de este a oeste por algunos de los lugares más emblemáticos y bonitos de la isla más ventosa de Canarias.
Qué ver en Fuerteventura en tres días
Lo primero y más importante antes de visitar Fuerteventura es encontrar un vuelo barato, reservar un alojamiento (mejor dos, uno en el norte y otro en el sur de la isla) y alquilar un coche. Para esta tarea te recomiendo que eches un vistazo a la web de Atrápalo donde seguro que encuentras la opción que mejor se adapte a tu viaje. Además, en la web de Visit Fuerteventura encontrarás toda la información para planificar una escapada perfecta a la isla.
Y ahora que ya lo tenemos todo, ¡nos vamos a conocer Fuerteventura!
La salvaje isla de Lobos
Este pequeño islote casi virgen se encuentra a unos 2 km al norte de Fuerteventura y apenas tiene unas cuantas casitas de pescadores en torno al Puertito. Este espacio natural protegido debe su nombre a los lobos marinos o focas monje, una especie que habitó el islote en el pasado.

Desde el puerto de Corralejo salen los ferrys y watertaxis rumbo a la isla de Lobos, aunque también hay otro tipo de excursiones que incluyen snorkel y comida. Nosotras elegimos la opción del watertaxi y la verdad es que fue muy divertido. El oleaje y el viento hicieron que la travesía fuera bastante movidita, y aunque yo solo pensaba en llegar a tierra firme, lo cierto es que me lo pasé muy bien.

En Lobos hay varias cosas que puedes hacer: dar la vuelta a la isla a pie o disfrutar de sus playas. Nosotras nos decantamos por la segunda opción. No todos los días se tiene la suerte de poder disfrutar de unas aguas tan limpias y de un azul tan intenso como las que nos encontramos en isla de Lobos.
Playas de Isla de Lobos
Desde el embarcadero y a menos de 10 minutos tienes las dos zonas de baño más famosas del islote: a la izquierda, playa de la Calera o de la Concha, y a la derecha, el Puertito.

La playa de la Calera nos encantó. Fue nuestra primera toma de contacto con la arena dorada y las aguas turquesa que caracterizan a Fuerteventura. Además, tuvimos la suerte de que todo el mundo se quedaba en el primer tramo de playa, así que pudimos gozar de muchísima tranquilidad.

Por otro lado, el Puertito es una ensenada natural de aguas cristalinas donde encontramos mucho más ambiente. Aquí no hay playa como tal puesto que son todo rocas, pero el paisaje es precioso. Además, hay un pequeño restaurante en el que puedes tomar algo e incluso comer. En este caso te recomiendo encarecidamente reservar nada más llegar a la isla.

Al lado del Puertito, en dirección a Las Lagunillas, vimos una pequeña cala que nos dejó con la boca abierta. No había nadie, salvo un grupo de gente haciendo carne y pescado a la brasa en el porche de una casa. Nos acercamos a preguntar y Alfredo, el dueño de la vivienda, nos dijo que esta zona se conoce como la playa del Charco y que solo está así cuando la marea está baja. ¡Qué gustazo de lugar! Una mini playita vacía perfecta para un chapoteao rápido antes de coger el watertaxi que nos llevaría de nuevo a Fuerteventura.

Por cierto, la gran riqueza del fondo marino en torno a la isla de Lobos lo convierte en el lugar idóneo para la práctica del snórkel. Así que si te gusta ver pececillos y cotillear debajo del agua, ¡no te olvides las gafas y el tubo!
Cómo llegar a isla de Lobos
Para salvaguardar este espacio natural y minimizar el impacto turístico, el acceso a la isla es limitado. Así que si quieres visitarla, primero debes solicitar un permiso gratuito al cabildo de Fuerteventura. Puedes pedirlo con un máximo de cinco días de antelación y deberás elegir horario: de mañana (10-14h) o de tarde (14-18h).

Tanto el ferry como los watertaxi salen del puerto de Corralejo y tardan unos 15 minutos en llegar a Lobos. Puedes reservarlo online (si vas en temporada alta, te lo recomiendo) o directamente allí. No todas las compañías de watertaxi o ferry te tramitan el permiso, así que te recomiendo que lo hagas tú. Tardas 2 minutos y te llega la confirmación al mail casi al momento.
Dunas de Corralejo
Las dunas de Corralejo son una parada obligatoria si visitas Fuerteventura. Forman parte del Parque Natural de Corralejo y son todo un espectáculo de arena fina y dorada. Estas famosas montañitas son de origen orgánico, es decir, se han formado por la pulverización de conchas y organismos marinos.

Aunque la bandera roja no nos permitió bañarnos, aprovechamos para pasear por la orilla de esta extensa playa casi virgen de 8 kilómetros. Es muy interesante ver como de un lado tienes la amplitud del mar y del otro las dunas. Además, sentarte a ver cómo las aguas azul verdoso engullen la fina arena de la orilla, es algo hipnótico. Nos hubiéramos quedado allí toda la tarde, pero aún nos quedaba mucha isla por recorrer.

La mejor forma de recorrer las dunas de Corralejo es conducir por la FV-1A, una carretera que atraviesa el parque de norte a sur. Puedes aparcar en los laterales y lanzarte a subir las dunas para llegar a la playa.
El Cotillo y el faro del Tostón
El Cotillo es un pequeño pueblecito pesquero situado al noroeste de Fuerteventura. Es uno de los más bonitos y auténticos de la isla y tiene unas playas de arena fina y aguas cristalinas que son una maravilla. ¡Toma nota! Playa de la Concha, playa de los Charcos y playa de los Lagos al norte de El Cotillo. Al sur, se encuentra las salvajes Piedra Playa, playa del Castillo y playa del Aljibe. Pasada esta última, empiezan una serie de playas preciosas escoltadas por enormes acantilados donde la combinación de las olas y el viento las convierte en el lugar perfecto para la práctica del windsurf y el kitesurf.

Pasear por El Cotillo es una gozada: ver a los lugareños comentando la jornada de pesca, a los artesanos vendiendo sus joyitas cerca del puerto, las cuidadas casitas blancas y azules, los preciosos murales que adornan algunas de sus fachadas… Este encantador pueblecito a orillas del Atlántico está salpicado de rincones preciosos y ha sabido conservar su encanto marinero lejos del turismo de masas. Es uno de los lugares que más nos gustó de Fuerteventura y una excelente opción para alojarse en el norte de la isla.

El faro del Tostón
A unos 5 kilómetros de El Cotillo se encuentra el bonito faro del Tostón, otro enclave imprescindible de la isla. Casi a orillas del mar y rodeado de rocas negras moldeadas por el agua salada, este lucero se localiza en un entorno natural idílico. Un lugar que además se antoja perfecto para disfrutar de una impresionante puesta de sol. En su interior se puede visitar el museo de la Pesca Tradicional, un espacio dedicado a uno de los oficios más arraigados de la isla.

El faro del Tostón junto con el de Martiño en isla de Lobos, y el de Pechiguera en Lanzarote, forman un triángulo que sirve para iluminar el paso de los barcos por el estrecho de Bocaina que separa las islas de Lanzarote y Fuerteventura.

El actual faro tiene una altura de 37 metros, pero cuando se inauguró en 1897 tan solo media 6,5 metros. Este cambio de altura se hizo para evitar accidentes, pues los barcos no podían verlo hasta que no estaban en la costa. Actualmente alumbra con una luz blanca intermitente que funciona gracias a la energía solar.
Cuevas de Ajuy
Visitar las cuevas de Ajuy es como hacer un viaje al centro de la tierra. Son las formaciones rocosas más antiguas de las islas Canarias y han sido declaradas Monumento Natural. Estas cavidades son el resultado del impacto de las coladas de lava en los acantilados.

Las cuevas de Ajuy son el lugar de interés geológico más importante de Canarias y es donde se pueden ver las rocas más antiguas de todo el archipiélago. Se dice que son el origen de Fuerteventura y ya solo por poder ver semejante fenómeno, merece la pena llegar hasta aquí.
Cómo visitar las cuevas de Ajuy
A las cuevas se accede por un sendero habilitado entre acantilados y dunas fosilizadas que nace en la playa de Ajuy. Es un camino panorámico de 1 km que te regala unas preciosas vistas del mar. Créeme, vas a querer parar a cada paso para hacer fotos y contemplar el azul del océano.

Al final del sendero se llega a un pequeño mirador natural. Justo ahí hay unas escaleras que bajan hasta dos enormes cuevas comunicadas entre sí. Si te quedas en silencio, disfrutarás del sonido del agua rompiendo en las rocas. ¡Es una maravilla! Recuerda que solo podrás visitar el interior de las cuevas si la marea está baja.
El pueblo pesquero de Ajuy
Ya que estás aquí, no puedes irte sin dar un paseo por Ajuy, un pueblo minúsculo salpicado de casitas de colores que ha sabido conservar su tradición pesquera. Seguramente aquí podrás degustar alguno de los pescados más ricos y sabrosos de la isla, como la vieja o la galana.

Ajuy está bañado por una pequeña playa de arena negra sobre la que se pueden ver barquitos pesqueros varados esperando su próxima salida. La belleza de esta playa es única debido al contraste de sus aguas transparentes con la arena volcánica. El oleaje suele ser fuerte, así que hay que bañarse con cuidado.

Playa de Sotavento
Te das cuenta de que Fuerteventura es realmente la playa de Canarias cuando pisas la playa de Sotavento. Este enorme y asalvajado arenal de aguas cristalinas es el paraíso terrenal. Es uno de los lugares más populares para la práctica del kitesurf, del windsurf, del windfoil y de todos los deportes relacionados con el wind y el surf. Pero también es perfecto para chapotear y bucear para ver pececillos, pues la transparencia y la poca profundidad de sus aguas hacen de Sotavento el lugar idóneo para practicar snórkel.

Con una extensión de 9 km de puro disfrute, esta playa se encuentra en el sureste de la isla, justo entre Costa Calma y Morro Jable, en la península de Jandía. Está dividida en cinco playas: La Barca, Risco del Paso, Mirador del Salmo, Los Canarios y Mal Nombre.

Una de las características que hacen todavía más especial a la playa de Sotavento es que tiene una barrera de arena que crea una laguna interior de poca profundidad. Este fenómeno se ve claramente desde el mirador del Salmo. Te aconsejo que vayas hasta allí, disfrutes de la vista, bajes a la playa por la carretera de tierra que sale a mano izquierda, ¡y a disfrutar!

Betancuria, el pueblo más bonito de la isla
En el corazón de Fuerteventura se esconde la joya urbana más bonita de la isla: Betancuria. Este remoto pueblo majorero fue fundado en el siglo XV por Juan de Bethencourt, el conquistador de la isla, y se convirtió en la primera capital de las islas Canarias. La elección de este lugar no fue casual, y es que está situada estratégicamente entre montañas y lejos de la costa, lo que facilitaba mucho la defensa ante posibles ataques.

Betancuria es una población diminuta, tranquila y con muchísimo encanto que engrosa la lista de los pueblos más bonitos de España. Y aunque no tiene playa, posee un precioso centro histórico-artístico en el que destacan sus calles empedradas entre fachadas caladas de blanco y balconadas de madera, la bonita iglesia de Santa María y las ermitas de Santa Inés y la Virgen de la Peña.

Visitar Betancuria es respirar tranquilidad, sosiego, calma. Pero también es probar algunos de los mejores quesos de Fuerteventura y recorrer una de las carreteras panorámicas más bonitas de la isla. La serpenteante FV-30 conecta los municipios de Pájara y Betancuria dejando a su paso varios miradores en los que merece la pena detenerse un momento para contemplar las vistas. Desde aquí no verás playas, sino la inmensidad de una isla agreste, poco poblada y muy salvaje. Asómate a Morro Velosa, Guise y Ayose, Risco de las Peñas y Las Peñitas y disfruta del paisaje.

La salvaje playa de Cofete
La playa de Cofete es la más salvaje de Fuerteventura, y por ende uno de sus rincones más aislados. Se encuentra al sur de la isla y su acceso no es demasiado agradecido: 18 km por una carretera panorámica sin asfaltar. Sin embargo, llegar hasta ella merece muchísimo la pena, o al menos hasta el mirador Degollada Agua Oveja, que es donde nos quedamos nosotras. Esta atalaya se encuentra a 230 metros sobre el nivel del mar y desde aquí hay unas vistas brutales de la playa de Cofete.

Este arenal se extiende a lo largo de 12 km y está protegido por el Macizo de Jandía que son las montañas más altas de Fuerteventura. Si tienes tiempo (te aconsejo dedicarle mínimo medio día) y el clima te acompaña, te animo a que llegues hasta abajo y disfrutes de la furia del Atlántico rompiendo con fuerza en la orilla. Si te animas a darte un baño, ten mucho cuidado porque es una playa muy ventosa y el oleaje es muy fuerte.
Hasta aquí mi pequeño paso por Fuerteventura, la isla que me ha puesto del revés y me ha demostrado que tengo una vena más marinera de lo que me imaginaba. Me quedaron muchas cosas en el tintero, así que estoy deseando volver para seguir recorriendo una de las islas más atractivas y salvajes de Canarias.
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Este artículo ha sido una colaboración con Atrápalo y Turismo de Fuerteventura. Todas las opiniones vertidas son únicamente mías y totalmente honestas.
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