Escrito por Manuela Reyes Reyes, amiga y periodista
Ya va terminando la Feria de Abril de Sevilla. Sin embargo, todavía queda un fin de semana por delante para disfrutar de la fiesta más importante de esta ciudad, en la que los volantes se mezclan con el olor a azahar, el vino y el tronío. No hay sevillano que no pise el Real como tampoco hay visitante que no se adentre en esta costumbre, que cada año se celebra en el mes de abril.
Todos los días del año,
yo soy feliz con mi gente,
pero cuando llega mayo,
ya va cambiando el ambiente
Estas sevillanas, escuchadas en casi todas las casetas, describen lo vivido en Sevilla cada mes de abril. La ciudad cambia, se abre al turismo, se adentra en un sinfín de trajes con coloridos llamativos, es tomada por los jinetes y sus caballos y, por supuesto, no hay quien ose a rechazar un vaso de vino.
Siempre tiene el mismo punto de partida: el alumbrado. La Feria dura de lunes a domingo. El primer día se celebra la tradicional cena del pescaíto en las casetas del Real y a las doce de la noche se encienden las luces de la portada, que cada año son diferentes, y los farolillos de las calles. Comienza la feria y es entonces cuando queda una semana de disfrute por delante.
Aunque es Feria, la gente sigue trabajando. De hecho, no hay ningún día festivo pero los sevillanos aprovechan cualquier rato para pasarse por el Real y disfrutar con los amigos. Martes, miércoles y jueves son los días mejores para visitar la Feria. No hay tanta gente de fuera y se puede caminar con tranquilidad y disfrutar del paseo de caballos, que empieza cada día a las doce y termina a las siete de la tarde.
El viernes llega la avalancha de forasteros y, con ellos, la Feria se adentra en su fase final. Las casetas siguen en ebullición y la alegría dura hasta altas horas de la madrugada. Todo termina el domingo a las doce con los fuegos artificiales sobre el río Guadalquivir.
Imprescindibles de la feria:
- Tomar buñuelos con chocolate en la calle de las casetas de los gitanos. Están para chuparse los dedos y su precio ronda los dos euros por persona.
- Visitar la calle del Infierno, donde están todas las atracciones o cacharritos, como se le conoce en Sevilla. No se olviden de montarse en la Noria y contemplar una estampa única de la ciudad.
- Beber rebujito, la bebida de moda de los últimos años, hecha a base de vino manzanilla y sprite.
- Vestir un traje de flamenca con una flor. La experiencia es preciosa. Además, es un vestido regional que favorece a toda mujer ya que estiliza y el vuelo de los volantes alegra la figura.
- Si te gustan los toros, acude a alguna corrida de La Maestranza. La plaza es preciosa y los aficionados te darán una lección ya que no se escucha ni una mosca. Todo el mundo en silencio, el torero y el toro. Sólo existe el arte.
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3 Comments
Carota Gonzalez
29 noviembre, 2016 at 12:32Precioso, Sevilla es una ciudad maravillosa!! Y más en sus fiestas.
Patricia Cuní
8 octubre, 2013 at 13:37Aunque no soy muy flamenca yo… siempre me ha llamado la atención la Feria de Sevilla y tengo ganas de enfundarme uno de esos vestidos tan preciosos… A ver si algun año puedo acercarme 😉
Marta Aguilera
11 octubre, 2013 at 12:27Yo nunca fui tampoco… Pero no sé si me gustaría por lo mismo, porque no soy muy flamenca!!! 😛