Cada vez son más los viajeros que se han quedado prendados por la belleza de Albania, un país que en apenas unos años se ha abierto de lleno al turismo. Un destino que avanza a buen ritmo y que tiene una variada oferta turística para todos los gustos: cultura, playa, montaña, historia, gastronomía…
A las ya consagradas paradas en un viaje por el país balcánico, como Berat, Ksamil o Tirana, se ha sumado Gjirokastër. Esta pequeña ciudad sureña se ha ido haciendo hueco en los itinerarios más completos del país hasta convertirse en una visita imprescindible.
Como consecuencia de la gran influencia cultural del pueblo otomano durante casi 5 siglos, Gjirokastër es considerada la ciudad más otomana de Albania. Este influjo se ve claramente reflejado en su casco antiguo, que es uno de los mejor conservados del país y que además fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2005.
Gjirokastër fue el lugar de nacimiento de personalidades que han marcado la historia del país como el líder comunista Enver Hoxa, y el escritor y candidato al Premio Nobel Ismail Kadere. Este último fue quién la definió como “Ciudad inclinada”. En su obra Crónica de la ciudad de piedra escribió que era la urbe más inclinada del mundo. Que el techo de un casa tocaba los cimientos de otra, y que se podía llegar a colgar el sombrero de un minarete. Una acertada y preciosa descripción de lo que es una ciudad plagada de vertiginosas cuestas.
Otra de las características que hacen famosa a esta bonita ciudad ubicada en las faldas de las montañas de Mali i Gjerë (también conocida como “montaña ancha”), es el uniforme tono grisáceo de la piedra de las casas del casco antiguo, por lo que también es conocida como “Ciudad plateada”.
Qué ver en Gjirokastër
Gjirokastër es pequeñita pero tiene un interesante casco histórico para visitar. Mi consejo es que dediques un día entero a recorrerla y que pases al menos una noche. No te arrepentirás y te aseguro que disfrutarás mucho más de este increíble lugar. Nosotros nos quedamos en en Hotel Bebej Tradicional y Maradona (así se hacía llamar el dueño) nos trató de lujo. Nos llevó en su coche hasta el castillo de Gjirokastër, nos recomendó restaurantes para comer y cenar, y nos recogió a la hora acordada. Y todo por pura amabilidad, sin ningún ánimo económico. ¡Así da gusto!
Aunque el plato fuerte de esta ciudad es su castillo y el antiguo bazar, hay otras paradas que no te puedes perder: la casa de Enver Hoxa que acoge el Museo Etnográfico, la casa de Ismail Kadere, la mezquita del bazar (Xhamia e Pazarit) y el túnel antinuclear.
Castillo medieval
Situado a 336 metros de altura, es una visita obligatoria y la joya de la ciudad de Gjirokastër. Esta fortaleza del siglo XII domina toda la ciudad y su mayor tesoro son las fantásticas vistas del casco antiguo, de la zona nueva, del macizo de Mali i Gjerë y del valle del río Drinos.
Es uno de los castillos más grandes y antiguos de Albania y se encuentra en un excelente estado de conservación. Además, ha sido testigo directo de todos los acontecimientos importantes de la ciudad. En su patio de armas se celebra, cada cinco veranos, el Festival Folklórico Nacional. Un evento que da cita a diferentes grupos musicales de los balcanes que participan con bailes, canciones y demás acciones folclóricas. La primera edición de este festival fue en 1968 con motivo del cumpleaños del dictador Enver Hoxa.
Dentro del castillo se encuentra:
- Museo del armamento (se paga aparte). Exhibe recuerdos desde la Prehistoria hasta la Segunda Guerra Mundial: estatuas, pinturas, armas, uniformes…
- El ala norte de la fortaleza fue una cárcel y la prisión de disidentes políticos durante el régimen de Hoxha.
- Estructura de un caza de la Fuerza Aérea estadounidense capturado en 1961, durante la Guerra Fría, por los albaneses. El piloto fue capturado y acusado de espionaje, aunque dos semanas más tarde fue puesto en libertad gracias al embajador francés.
- Torre del Reloj. Su ubicación es excelente: dominando toda la ciudad. Servía para indicar la hora de las oraciones de los fieles musulmanes y además marcaba el ritmo de la ciudad. Dejó de funcionar durante la Primera Guerra Mundial.
El castillo de Gjirokastër es una parada imprescindible. No te puedes ir de la ciudad, ni tampoco de Albania, sin haberlo visitado.
Antiguo Bazar
El casco antiguo de Gjirokastër se caracteriza por sus empinadas y empedradas calles adornadas de cuidados edificios. Pero en la zona del bazar, lo que más llama la atención son las fachadas de las tiendas de artesanías: están cubiertas por coloridas alfombras a la venta que le dan un toque muy llamativo al paseo.
Es un lugar lleno de vida y es el sitio idóneo para conocer las antiguas tradiciones de marroquinería, tejido de alfombras y carpintería de Albania. Además, hay muchos restaurantes y cafés donde degustar su rica gastronomía o sentarte a pasar el rato mientras ves el tránsito de turistas y locales por su calle principal.
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2 Comments
Raquel
24 julio, 2023 at 23:12Albania bonita? Es la cosa más fea y sucia que te puedas echar a la cara. Por culpa de gente como tú me he comido un viaje de mierda por este horrendo país lleno de gente guarra e incivica. Gjirokaster no tiene absolutamente nada a parte de tiendas de souvenirs y cuatro casas de piedra. Pasar el día ha sido horrible por el sofocante calor que hace, pero es que por la noche es insoportable el ruido con todos los bares con altavoces fuera con la música a un volumen de discoteca, rodeado de casas y alojamientos donde por supuesto es imposible descansar. No recomiendo en absoluto ir a ese país a tirar el dinero, con la de sitios maravillosos que hay en el mundo por visitar.
Marta Aguilera
12 septiembre, 2023 at 12:45Hola, Raquel. Lamento que tu estancia en Albania no haya sido de tu gusto. Yo solo cuento mi experiencia, así que tampoco me culpes de tus altas expectativas. Espero que tu próximo viaje sea más de tu agrado. Un saludo