Tras el ajetreo y el cargado ambiente con el que nos recibió Tallín, nos merecíamos al menos un par de días de calma. Unas horas de desconexión, de perder la mirada en la nada y de disfrutar por senderos y playas solitarias. Así que emprendimos el camino hacia nuestro siguiente destino: la isla de Saaremaa, la más grande de Estonia.
La isla de Saaremaa es sinónimo de naturaleza, tranquilidad y silencio. ¡Justo lo que nuestro cuerpo pedía a gritos!
Qué ver en la isla de Saaremaa
Molinos de viento, acantilados, un castillo medieval, bosques de pinos y enebros, cerveza casera, una única ciudad, faros, pueblos chiquitos y cráter de meteorito, son solo algunos de los atractivos de la isla estonia. Un lugar que nos ayudó a conocer un poquito más sobre la época soviética del país. Una isla que nos demostró que Estonia es mucho más que Tallin, aunque eso, nosotros, ya lo habíamos descubierto antes.
Molinos de viento de Angla
En Angla, al norte de la isla, se encuentran la famosa colina de los molinos de viento. Aunque se pueden ver en otros puntos del archipiélago, este es el conjunto más extenso y fotogénico que hay.
Los molinos de viento de Angla son cuatro y datan del siglo XIX, excepto uno que es de 1927. Están perfectamente conservados e incluso se pueden visitar por dentro. Uno de ellos es un centro de interpretación en el que se explica el funcionamiento de los molinos y su uso durante el siglo pasado. Este conjunto tiene horario y un precio bastante simbólico. Pero si no te apetece nada más que tomar una foto general del conjunto, desde la carretera se recoge una bonita vista y se puede parar sin problemas.
Mientras recorres la zona de los molinos, seguro que se te acerca alguna oveja o una cabra. Las tienen ahí sueltas y son muy pacíficas. Además, en la entrada hay un pequeño restaurante donde sirven comida típica y cerveza artesanal. El lugar perfecto para hacer un alto en el camino y degustar algunos de los quesos de la zona.
La playa de Tahkuna
La siguiente parada por la isla de Saaremaa es Tahkuna, una playa desierta cerca de Metsküla. Para llegar hasta allí, hay que seguir la carretera del mar en dirección oeste y girar por un camino a la derecha antes de llegar a la iglesia de Metsküla. Unos metros más tarde, a la izquierda, hay un cartel de madera que indica hacia Puhkekoht por un camino boscoso hasta que ya no se puede avanzar más con el coche. 200 metros más tarde, llegas a pie a una playa desierta. No es de aguas cristalinas ni es paradisiaca, pero es de arena finísima, está vacía y respaldada por un espeso bosque.
Acantilados de Panga
Seguimos bordeando la isla hasta llegar a Panga Tank, los acantilados más altos de la isla de Saaremaa. Se extienden a lo largo de 3 km y tienen una altura de 21 metros. Están protegidos por una espesa vegetación, algo bastante común en la isla, por lo que habíamos visto. Su punto más alto fue un lugar sagrado en el que se ofrecían sacrificios al dios del mar.
Solo por el ver el sol reflejado sobre el mar Báltico, merece la pena ir hasta allí. Una pena que empezara a llover y no pudiésemos seguir explorando la zona de los acantilados.
Castillo de Kuressaare
Kuressaare es la capital y única ciudad de la isla de Saaremaa. Tiene un precioso centro arbolado de calles anchas y casitas bajas que está protegido por un castillo medieval. Esta fortaleza es la mejor conservada de las Repúblicas Bálticas y la única de piedra que continúa en pie. Está rodeada por un foso por el que se puede navegar cuando llega el buen tiempo.
Este castillo medieval data del siglo XIV, aunque a lo largo de los cuatro siglos siguientes se levantaros varios muros defensivos. Su patio suele ser el escenario de conciertos al aire libre durante el verano e incluso se puede practicar el tiro con arco.
Merece la pena visitar este castillo para seguir ahondando en la historia de Estonia. Sus dependencias están dedicadas a exposiciones sobre la isla y su época soviética, así como a la extensa fauna del país, en la que podemos encontrar desde arces a zorros o guepardos.
Península de Sõrve
Esta península de 32 km de longitud está delineada por pequeños acantilados. Cuenta la leyenda que se originaron cuando el diablo intentó arrancar esta lengua de tierra para aislar de la isla de Saaremaa al héroe Suur Tõll que estaba de vacaciones en Sõrve.
Esta península fue testigo de la II Guerra Mundial, y aún hoy se pueden contemplar sus secuelas como las ruinas de una base militar soviética junto al faro de Sääre. Es precisamente aquí donde la península desprende toda su magia. Pasear por la costa hasta el punto donde se unen las dos playas da la sensación de estar llegando casi al fin del mundo. Desde la puntita, en días despejados, se alcanza a ver el cabo de Kolka en Letonia.
Cráter de Kaali
En Estonia se concentra uno de los mayores conjuntos de cráteres de meteoritos documentados. A escasos 20 km de Kuressaare encontramos Kaali, una pequeña población famosa por un enorme lago de 22 metros de profundidad y 105-110 metros de diámetro formado por la caída de un meteorito hace 4.000 años. Los fragmentos de este meteorito formaron ocho cráteres más pequeños en las cercanías.
Tips para visitar la isla de Saaremaa
Llegar a la isla de Saaremaa es muy sencillo. Desde Virtsu salen varios ferrys hasta la isla de Muhu. Esta está comunicada con Saaremaa a través de una lengua de asfalto.
Dónde dormir
Tõnise Holiday House fue nuestro hogar en la isla de Saaremaa. Este complejo rural, a 6 km de la capital Kuressaare, ofrece habitaciones en dos preciosas casitas de campo con un extenso jardín.
Nuestra casita de madera contaba con dos plantas diáfanas. En la de abajo estaba la cama de matrimonio, una mesita con dos sillas, una mini cocina y el servicio, que era bastante chiquito pero al menos el agua salía caliente. En la planta de arriba, que era abuhardillada, había otra cama de matrimonio.
Sin duda fue el alojamiento perfecto para rematar esos días de desconexión, paz y tranquilidad que habíamos ido a buscar a la isla de Saaremaa.
Dónde comer
En los molinos de viento de Angla hay un pequeño restaurante donde sirven comida tradicional estonia. Pedimos una tabla de quesos de oveja, un crêpe y probamos la cerveza artesanal de la isla. No fue muy barato, pero estaba todo delicioso.
Esa misma noche decidimos cenar en el centro de Kuressaare, la capital de la isla, en un sitio de hamburguesas. Ya teníamos ganas de probar si la fiebre hamburguesera había llegado hasta allí, y lo cierto es que sí. Y con muy buen nivel.
Las hamburguesas del restaurante Mosaiik están cocinadas en el horno de piedra y servidas con patatas gajo. Además, cuidan mucho la presentación, pues en lugar de servirlas en platos, lo hacen en trozos de tronco de árbol, lo que potencia aún más ese sabor a horno de leña (aunque solo sea psicológico).
Pero Mosaiik va más allá de las hamburguesas y en su carta puedes encontrar platos para cualquier hora del día. La barra es un buen ejemplo ya que cuenta con apetitosas tartas de chocolate y zanahoria, y bizcochos. Una pena no haber pasado un día más por Kuressaare porque sin duda hubiésemos repetido.
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9 Comments
Javier
16 octubre, 2017 at 17:47Muy interesante blog. He estado este verano visitando Estonia y Letonia, y pasé 2 días en Saaremaa. Un lugar muy bonito, de lo más interesante del viaje en mi opinión… De Tallinn me esperaba mucho más y me decepcionó.
Marta Aguilera
2 diciembre, 2017 at 0:54A mí tampoco me gustó Tallin. Una ciudad un poco de pega! Al menos el casco histórico… Saaremaa fue todo un descubrimiento!!!
Susana e Iván
15 agosto, 2017 at 16:37Hola! Estoy siguiéndote en nuestro paseo por la isla. Por ahora os daré envidia con un maravilloso y soleado día.. toquemos madera que aquí hay mucha
Marta Aguilera
15 agosto, 2017 at 19:53Hola!!! Qué suerte de tiempo!!! Disfrutadlo mucho!!!
Iosu López
4 diciembre, 2014 at 16:40¡Hola Marta! Enhorabuena por la renovación de la web, está muy claro el diseño y es muy navegable.
Marta Aguilera
11 diciembre, 2014 at 17:36Muchas gracias Iosu!! Ya iba siendo hora de un cambio 😛
Victor del Pozo
3 diciembre, 2014 at 16:51Hace poco la visité yo también! Pero a nosotros nos llovió mucho más que a vosotros (es que siempre llueve en esa isla?? jejejeje).
El cráter es una de las cosas que más me gustaron aunque realmente no sea nada del otro mundo, pero junto al castillo, para mi son los dos puntos más interesantes de la isla que conocimos. Y si ya dispones de tiempo y días para descansar… desde luego no había un lugar mejor que esa isla…
Un abrazo!
Marta Aguilera
11 diciembre, 2014 at 17:38¡Qué casualidad! A mí me pareció una isla perfecta para descansar y huir de las hordas de turistas de Tallin, jejeje. Y sí, va a ser que es la isla de la lluvia… El cráter es una pasada y además me gustó mucho la parte sur de la isla. Y bueno, no sé dónde os alojaríais vosotros, pero nuestra casita rural era monísima y daban ganas de quedarte allí una semana 😉
Un abrazo!
Unpacking Travel: Número 28 - GoEuro Blog
3 diciembre, 2014 at 14:05[…] sorprendente isla de Saaremaa, la más grande de Estonia, es el post que inaugura a La Mochila de Mamá, de Marta, como blog del […]