¿Has visto alguna vez la imagen más famosa y mítica de Hallstatt? Porque si es así, seguro que te nacieron unas ganas arrebatadoras de ir a conocer este encantador pueblecito de montaña. Por mi parte, confieso que fue uno de los motivos por los que decidimos hacer este viaje por Austria y los Dolomitas. Sí, esta localidad austriaca fue una de las culpables del loco itinerario que montamos.
Mereció mucho la pena desviar la ruta hasta allí para conocerlo. Este pueblo es adictivo, casi cualquier esquina, calle o fachada te obliga a parar para hacer una foto. Sin duda, Hallstatt es el lugar más fotogénico que he conocido. Y no les falta razón cuando dicen que es el pueblo más bonito del mundo a orillas de un lago.
Recorriendo Hallstatt
Debo reconocer que llegué con miedo a llevarme una gran decepción, que es lo que suele ocurrir cuando visitas un lugar con las expectativas bien altas. Pero nada más lejos de la realidad. Hallstatt es tal y como me lo había imaginado (a pesar de la lluvia). Es muy turístico y está abarrotado de gente, pero eso no es ningún secreto y ya contaba con ello. Sin embargo, todo está compensado por sus casitas monísimas y coloridas, por sus calles cuidadas y por su espectacular entorno.
Hallstatt está inmersa en el maravilloso paisaje natural de los Alpes y rodeada por montañas de más de 3.000 metros de altura. Esto la convierte en un lugar idílico e irresistible para casi cualquier persona. ¿Quién puede resistirse a un lugar tan bello y rodeado de una naturaleza tan brutal?
Es un pueblo libre de tráfico, lo que nos da una idea de su exquisita conservación. Nada más entrar empiezas a ver las balconadas de sus casas repletas de flores, las fachadas cubiertas de hiedras trepadoras y las casitas de madera oscura salpicando la falda de la montaña.
Mirador de la torre Rudolph
No te olvides de subir a la torre Rudolph, sobre todo si disfrutas de una buena vista panorámica. Desde aquí hay una espectacular fotografía del lago Hallstatt y de las poblaciones que lo rodean, incluida Hallstatt. Lo ideal es subir un día soleado, que no fue nuestro caso. Pero aún así, la lluvia nos dio una tregua y pudimos disfrutar mucho del paisaje.
Llegar hasta aquí es muy sencillo. Se puede subir a pie desde las taquillas de la mina de sal o en tren cremallera por unos 16€. Si decides visitar la mina, la subida hasta la torre está incluida en el precio.
Las cuevas de sal de Hallstatt
Otro de los grandes atractivos de este pueblecito austriaco es Salzwelten, su mina de sal. Dicen que es la más antigua del mundo y a día de hoy sigue activa. Este pintoresco pueblo a orillas del lago del mismo nombre se lo debe todo a la sal, ¡hasta su propio nombre! (hall es un término celta que significa sal). Las minas de sal han sido explotadas en esta localidad desde la Edad de Bronce y han sido las culpables de la prosperidad económica de la zona. Así que con razón este mineral es conocido como “oro blanco”.
Visitar la mina es hacer un viaje en el tiempo a los orígenes de la producción de sal. Su extracción comenzó hace 7.000 años. La gente se adentraba a 200 metros de profundidad en la montaña excavando túneles a mano para alcanzar el preciado oro blanco.
Visita a la mina de sal
La mina se visita en grupo y es obligatorio ponerse un mono de trabajo que te dan ellos y cubrirte los zapatos. El recorrido dura 1h 30 min aproximadamente. En este tiempo se recorre la mina, se ven unos vídeos explicativos sobre cómo se extraía la sal y hasta hay dos toboganes por los que debes tirarte si quieres continuar la visita (si no te atreves, puedes bajar a pie).
Para rematar tu visita a Hallstatt, no dudes en darte un paseo (1h) hasta las cuevas de hielo y las cascadas Waldbachstrub, un impresionante salto de agua de 90 metros de altura. También puedes ir hasta Dachstein y coger el funicular para disfrutar de unas vistas maravillosas. ¡Será por planes! Nosotros tendremos que volver para hacerlos, y a ser posible un día que no llueva.
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4 Comments
Cristina
26 mayo, 2019 at 17:55Recorri esos Lagos , cuando Estaba llegando a Hallstatt me impresiono porque tenia una niebla sobre el lago, (como una nube) cenamos y dormimos alli, Es fascinante, al dia siguiente fuimos a la Mina de sal. El primer lago que no rescuerdo su nombre pero Es donde Malher compuso su famosa sinfonia, tenia unas casitas pintadas y unas pastelerias de locura.
Marta Aguilera
19 junio, 2019 at 10:01Ay, me hubiese encantado quedarme más días en la zona y recorrer todos los pueblecitos.
LUIS
25 enero, 2019 at 9:43Hola Marta. Te escribo para que edites la entrada de este post. En una de las líneas pones “(…)¡hasta su propio nombre! (hall significa sal en alemán)”.
Hall en alemán no significa sal, de hecho, nada más lejos de la realidad. Hall, con mayúscula por ser un sustantivo, significa “sonido”; hallen es el verbo “sonar” y Halle, también sustantivo, es pabellón.
En alemán, sal se dice “Salz” y de ahí viene el nombre de Salzburgo. Además, la ciudad está en el distrito de Salzkammergut, nuevamente “Salz”. No voy a negar que “hall” deba tener un significado relacionado con la sal, pero seguramente no es de origen alemán. Quizá tenga un origen celta o de algún pueblo que ocupase la región antes.
Marta Aguilera
25 enero, 2019 at 12:37Hola, Luis! Muchas gracias por sacarme de mi error 🙂 Se agradece mucho!! Efectivamente, Hall es un término celta que significa sal. LO modifico. Gracias!!