He tenido la oportunidad de esquiar en el Pirineo catalán y volvería a hacerlo con los ojos cerrados. Boí Taüll es la quinta estación de la parte catalana con más kilómetros esquiables y la que tiene las cotas más altas del Pirineo (2.020 m – 2751 m). Además, al encontrarse encarada al norte, la estación de esquí de Boí Taüll garantiza al esquiador una nieve de excelente calidad y un entorno perfecto para disfrutar de la montaña.
Conoce la estación de Boí Taüll
Situada en el Pirineo de Lleida, la estación ofrece 45 km esquiables repartidos en 43 pistas (6 verdes, 3 azules, 20 rojas, 14 negras y 2 fuera de pista). Es obvio que no es Baqueira Beret ni tampoco Formigal, pero compensa la falta de kilómetros con sus largas bajadas, su ambiente familiar y el increíble entorno en el que se encuentra.
Boí Taüll me pareció el lugar perfecto para aprender a esquiar porque las pistas para debutantes son larguísimas, lo que te permite lograr pequeñas mejoras en cada bajada. Pero también lo es para los esquiadores más experimentados. La estación está plagada de pistas rojas con palas bastante anchas, para que sean accesibles a los niveles más intermedios. En definitiva, es una estación idónea para disfrutar del esquí a cualquier nivel y para toda la familia.
Durante el fin de semana que pasamos esquiando en Boí Taüll, tuvimos la oportunidad de participar en algunas pruebas, como una carrera de slalom y una gymkana. Pablo se animó a probar suerte con el slalom y al final se llevó el primer premio con un tiempo de 30,9 segundos. Si es que al final el que tuvo retuvo, y esa destreza competidora de cuándo era pequeño aún persiste en sus piernas.
Ignacio y yo participamos en la gymkana pero no tuvimos la misma suerte, de hecho creo que batimos el récord de lentos, pero a risas no nos ganó nadie, ¡eso seguro! La carrera consistía en tres pruebas: tiro con arco, minigolf y meter un gol, además de ser muy veloz bajando por una pista verde con muy poca pendiente por donde más que esquiar había que remar, pero bueno.
Conoce el románico del valle de Boí
Pero no todo va a ser esquiar. Tras una jornada en las pistas, nos fuimos a hacer un poco de turismo por la zona. Visitamos Taüll y la iglesia de Sant Climent, la más antigua del Románico que se conserva. En el valle de Boí hay 8 iglesias y una ermita que fueron declaradas patrimonio Mundial por la UNESCO en el año 2000.
La iglesia de Sant Climent de Taüll es una de las joyas más significativas del románico catalán y en ella se ha llevado a cabo un proyecto de recreación audiovisual con el objetivo de mostrar cómo era la iglesia en el siglo XII. Ver cómo se va dibujando el Pantocrator sobre la nave central de la iglesia no deja indiferente a nadie, la verdad.
Rematamos el día con una cena en El Caliu, uno de los mejores restaurantes del valle de Boí. La especialidad de la casa es el entrecot de potro. Si te gusta la carne, ¡es un acierto seguro! Está muy tierno y jugoso. De postre una crema de mascarpone con frutos del bosque, ¡deliciosa!
Terminamos el fin de semana dándole otro repaso a la estación y dando por finalizada la temporada de esquí. ¡Hasta el año que viene!
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4 Comments
Alícia Bea
2 abril, 2014 at 15:30¡Qué escapada más estupenda! Se nota que lo pasasteis genial. El tema esquí no es lo mío pero me encantaría volver a Taüll y visitar la iglesia de Sant Climent. Es una preciosidad. ¡Saludos!
maria luisa
2 abril, 2014 at 22:24muy bien Marta me ha gustado como siempre tu forma de contarlo y tus fotografias pero me ha encantado que por lo que he visto ha sido un fin de semana estupendisimo y encima con la suerte de que el hombre del tiempo se equivoco que suerte me alegro
Marta Aguilera
21 abril, 2014 at 12:13Mil gracias por tu comentario María Luisa!!!
Marta Aguilera
21 abril, 2014 at 12:12Ali, hay que probar el esquí porque engancha!!!! La zona me encantó y espero volver pronto para recorrerla un poco más a fondo =)